El icónico Hyde Park es uno de los ocho Parques Reales de Londres, con una extensión total de 142 hectáreas. Esa gran extensión de tierras boscosas en el al oeste del casco histórico londinense fue primero propiedad de los monjes de Westminster, hasta que Enrique VIII las confiscó y transformó en coto de caza real.

Las siguientes dinastías británicas también continuaron dándole forma al parque y sus distintas secciones. También lo utilizaron para ceremonias públicas e incluso para enfrentamientos durante las guerras civiles inglesas.

Tras la Revolución Gloriosa, los reyes Guillermo y María añadieron el Palacio Kensington y crearon a través de Hyde Park una vía procesional hacia el parlamento en Westminster. Pero esto no significa que el público tuviera poco acceso a él: muchos londinenses acamparon en el parque para protegerse del Gran Incendio de Londres en 1666; y también el pueblo participó en grandes celebraciones por la victoria británica en la famosa batalla naval de Trafalgar.

Muy pocos saben que la mayor parte del paisajismo que verás en Hyde Park lo diseñó una mujer, la Reina Carolina -esposa de Jorge II-. Su mayor innovación fue generar el curso de agua que atraviesa el parque, “la Serpentina”, aprovechando el agua del arroyo Westbourne debajo del parque. En vez de los tradicionales estanques rectos y uniformes, Carolina optó por una silueta más irregular, más natural.

En 1851, Hyde Park fue el sitio más concurrido del mundo al albergar la Gran Exhibición y su famoso Palacio de Cristal. Más de seis millones de visitantes acudieron de todas partes a ver la feria de innovaciones del Imperio Británico.

En el último siglo, Hyde Park se convirtió en un lugar recurrente para paseos al aire libre y actividades deportivas de los habitantes de la capital británica. Los cambios más recientes fueron en 2004 con el memorial de la Princesa Diana y los nuevos diseños más accesibles y sostenibles que se implementaron en el parque.

Como ves, el Hyde Park forma parte de la historia de la ciudad y del Reino Unido; de verdad ocupa un lugar especial en el corazón de los londinenses. Es una visita tan imprescindible como bella en cualquier época del año que visites Londres.